sábado, 2 de abril de 2016

UN MENSAJE CON VOZ PROPIA.









"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto. 
Colgó y, al hacerlo, le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

Luisa María Sempere


"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

Luisa Maria Sempere - See more at: http://www.forotransportistas.es/discussion/4044/desde-el-corazon-y-el-sentimiento-reflexion-en-la-esposa-de-un-camionero#Item_1
"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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"El sonido del teléfono la despertó de un sobresalto... Colgó y al hacerlo le dio la sensación de que desconectaba el único hilo conductor que le unía a Juan, su marido. Miró el reloj combatiendo las ganas de llorar, eran las seis de la mañana. Tenía que serenarse, no era momento para histerismos. Sus hijos dormían en la otra habitación y tenía que intentar que su pánico no les llegara.

Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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Juan había sufrido un infarto durante la noche y la empresa acababa de notificárselo. Estaba grave a 1530 kilómetros de ella, ingresado en un frío hospital de Dusseldorf. Ni siquiera sabía si iba a poder llegar a tiempo, no sabía nada más. Con decisión se secó las lágrimas, tenía que salir adelante...".

Lamentablemente este texto no contiene un mensaje ficticio. Se trata de una realidad con la que tienen que convivir muchas personas en el mundo del transporte. A la dureza de las condiciones del trabajo, hay que sumarle la situación que viven las personas que forman parte de esa vida, la vida del camionero.

Este no se trata de un mensaje lastimero, es un mensaje con voz propia, voz real. Se trata del día a día de muchas mujeres, que sin saberlo viven pendientes del teléfono. Esperando no, deseando que cada vez que suene no sea por una mala noticia. Es un mensaje para esos hombres y mujeres que no paran de devorar kilómetros, sometidos en ocasiones, a unas condiciones de trabajo insostenibles. Profesionales que lejos de sus hogares se enfrentan diariamente a la soledad, la enfermedad....la distancia.

Por eso nunca como ahora se debe de transmitir este mensaje a Viva Voz. Necesitamos conseguir unión, por un transporte digno.

Tenemos que conseguir, entre todos, que este mensaje llegue a los medios de comunicación, para que se sepa la verdad, la realidad del transporte. Porque esas vidas que ya se han quedado para siempre en las cunetas de cualquier carretera del mundo nos sirvan para que esto sea algo que no vuelva a ocurrir. Tenemos que conseguir llegar a trabajar sin estar bajo el sometimiento excesivo al que nos somete el mercado, totalmente desprotegidos de derechos. No sólo por nuestro interés sino por el bien común de la seguridad vial en nuestras carreteras. Ya que es imposible trabajar bajo tanta presión.

Juntos por un transporte digno.

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