sábado, 9 de abril de 2016

ACCIDENTE EN LA CARRETERA.




“¡Madre mía, así no puedo dormir!...

Hola, me llamo Antonio y soy un conductor de autobús. En este momento, estoy intentando descansar; pero, es imposible.
Son fiestas, con todo lo que eso supone: petardos, bandas de música, gente bebiendo y disfrutando, o sea, pasándoselo bien; mientras, que estoy aquí intentando descansar sin conseguirlo.
Para rematarlo, no he podido tumbarme en el maletero porque está abarrotado de maletas y bolsas de viaje.
¡No puedo entender por qué la genta carga con tanto! Si, realmente, se trata de un viaje de un día. ¡Joder!
Así que no me ha quedado otra que recostarme sobre mi asiento; mientras que los ruidos a mí alrededor cada vez son más fuertes.
A pesar de que llevo muchos años en este trabajo y no me sienta nada bien que mis compañeros me llamen “el vejete”, yo, por mi parte me encuentro igual que el primer día que me puse al volante. Es más, creo que en este momento domino a la perfección la carretera y que los sesenta años que acabo de cumplir, aunque les joda a algunos, realmente es como si no los tuviera. Estoy acostumbrado y cuando digo eso, me refiero por ejemplo a este momento y el hecho de no poder llegar a descansar del todo.
Más tarde, si eso, me daré un pequeño paseo y me tomaré un café para despejarme, como hago siempre.
Prácticamente, puedo decir que me he especializado en este tipo de viajes, low cost, porque, para qué negarlo, los largos trayectos se me hacen cuesta arriba; pero no por eso dejan de tener inconvenientes.
Al ser trayectos de menos de ochenta kilómetros, la empresa no me pone un compañero para turnarnos; aunque, para mí, la peor parte sea precisamente esta, en la que estoy ahora.
Es duro enfrentarse a la carretera sin haber descansado lo suficiente; pero, al abaratarse los costes, no me queda otra que descansar unas horas en este autobús y cómo se puede ver, es algo imposible.
¡Joder con los petardos!
Bueno, me voy a dar una vuelta y a tomar un café, porque visto lo visto, no puedo hacer otra cosa…”

En este relato Antonio representa la vida laboral que hoy por hoy viven continuamente nuestros conductores.
Lo que Antonio no sabe todavía es que, esa misma noche, perderá la vida en una cuneta de la carretera y junto con él, algunas personas del pasaje.
Lo que me lleva a preguntarme, de nuevo, es por qué siempre que hay un accidente de estas características pensamos que ha sido un fallo humano por un posible error del conductor. Cuando realmente, lo que tenemos que preguntarnos es en qué clase de condiciones laborales ese hombre tenía que trabajar todos los días.
Tú, podrías ser Antonio, de hecho, cualquiera de los miles de conductores que ahora mismo circulan por nuestras carreteras.
No es demagogia, es una realidad.
Una verdad que no se quiere reconocer; aunque, sea incuestionable.




Luisa Sempere.


3 comentarios:

  1. Cualquiera podríamos se Antonio no somos piezas de un vehículo somos personas

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  2. Totalmente de acuerdo Luisa, a veces nos encontramos estupendamente hasta que llega el momento en que estás conduciendo y la fatiga llega, a veces sin darte cuenta. El mal descansar se hace patente tarde o temprano, y no avisa en muchos casos.
    Farinetti.

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  3. Exacto..en esta profesion llevamos la muerte en los dientes..por las malas condiciones..es como si les interesara no solucionarlo

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