domingo, 18 de noviembre de 2012

La cruda realidad del transporte

La situación hoy en el transporte de mercancías ha llegado a convertirse en la más absoluta de las miserias, constituyendo un insulto a la dignidad de la persona y a los derechos del trabajador, todo delante de la mirada impasiblemente cómplice de los poderes públicos. La congelación del consumo provocada por la crisis junto a la escalada Imparable de los precios del carburante unido a la paralización en la subida del precio de los portes está haciendo verdaderamente difícil la subsistencia a un colectivo desunido y por tanto vulnerable, viéndose expuesto en muchas ocasiones a situaciones injustas e ilegales. Así es, del euro que viene pagándose por kilometro al transportista en transporte internacional le quedan menos de veinte céntimos y de ahí hay que pagar camión, mantenimiento e impuestos, y no digamos el mes que se estropea algo, entonces hay que poner dinero del bolsillo o financiar. Se habla de seguridad vial en el transporte, empecemos por hablar de justicia, o es justo pagar un servicio por debajo de su precio de coste, pues eso se está produciendo, hay reportes, la mayoría de ellos, que se pagan por debajo del precio de coste por km. ¿es que hay menos kilómetros de Madrid a Valencia que de Valencia a Madrid?, o a lo mejor Será que en el otro lado de la autovía el gasóleo cuesta más barato. Por otra parte el papel de las agencias que subcontratan el trabajo a los Profesionales autónomos es el de verdaderos buitres carroñeros, quedándose la parte del pastel limpia, sin gastos dejando una miseria al autónomo que para inri debe de hacerse cargo de todos los gastos que supone mantener un camión en la carretera con sus correspondientes impuestos; ¿Que se marcha uno?, no pasa nada, viene otro. Hay muchos agobiados por la letra del camión. Sin hablar de las empresas grandes, que se aprovechan del bajo coste que les supone contratar trabajadores autónomos para ofertar precios más baratos pará acaparar mercado, de esta forma les sale barato quitarle el trabajo a las otras empresas que lo realizaban antes. Así resulta que cuanto más se precariza económicamente un sector más se deshumaniza: no resulta anecdótico hoy en día encontrar trabajadores del transporte que llevan más de un mes sin poder llegar a casa, unas veces por tener qué hacer los descansos semanales, lo cual resulta cínico y triste el que alguien no pueda ver a su familia por un reglamento justificado precisamente en su propia protección, y otras por necesidades de la empresa. Esto es ilegal e inhumano, un trabajador no puede hacer más de un descanso semanal fuera de casa, sin embargo las autoridades hacen la vista gorda. No hace falta ser muy mal pensado para darse cuenta de que al propio gobierno no le interese el que suba el precio del transporte, de esa forma se sujeta la inflación, pero a costa de que el trasportista asuma las constantes subidas del carburante. Por otra parte, resulta injustamente humillante el trato recibido por parte del cargador hacia el transportista, obligando en muchas ocasiones a descargar al propio transportista utilizando maquinaria para la cual no han recibido la formación necesaria además de verse desprotegidos por mutua alguna en caso de accidente, Así mismo los tiempos de espera en cargas y descargas que sobrepasan las dos horas, limite que marca la ley del transporte a partir del cual se debe cobrar paralización, en prácticamente ningún caso son remunerados, todo desde una política mafiosa por parte del cargador: el que proteste, no acate o exija no vuelve a cargar aquí. Por otra parte, la reciente incorporación de algunos países como Bulgaria y Rumanía a la Comunidad ha venido a agudizar aún más la competencia y a bajar aún más los precios. En estos países los sueldos de los trabajadores suponen menos de la mitad de lo que cobra un trabajador español y los requisitos para montar una empresa amén de la carga fiscal, mucho menor que aquí, por tanto existe un mayor margen para poder bajar aún más. Estamos asistiendo al hecho de que muchas empresas españolas se están trasladando allí porque les resulta más barato. Con el precio de un conductor, allí tienen dos trabajando en el mismo camión tres meses enteros e incluso más. En una actividad económica como el transporte que se desarrolla en un ámbito geográfico internacional formado por países miembros de la Comunidad económica europea es inadmisible una competencia basada en circunstancias económicas tan diferentes entre países miembros. No es justo que existan ventajas por razones internas de cada país que propicien el que vengan aquí y nos quiten el trabajo por ofertar el viaje más barato y más rápido. De esta forma estamos haciendo de la miseria nuestra forma de vida. Por tanto se deben implantar los precios mínimos y declarar ilegal trabajar por debajo ellos a la vez de crear una institución de ámbito europeo que actúe de mediadora entre el cargador y el transportista, haciendo respetar el reglamento y vigilando que nadie trabaje por debajo este precio. Haciendo obligatorio el pago de los portes a través de esta institución se evitaría el que nadie trabajase por debajo de lo que debería de ser un precio justo para todos.

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