viernes, 4 de enero de 2013

3 Enero


76 horas latió su pequeño corazón intentando agarrarse a la vida… la esperábamos con tanta ilusión que el sólo recordar duele.

210.240 horas me costó a mí entender que la educación y ser respetuoso no es callar ni esperar que los demás reaccionen… Y mucho menos, cuando, ves a alguien que amas en peligro.
Nunca sabré si mi hija hubiera podido estar hoy aquí, celebrando su cumpleaños si mi reacción hubiera sido otra.

 - En el momento que le dieron la vuelta a aquel monitor, que indicaba que mi niña sufría, o cuando aquella enfermera me dijo: ¡Tú sabes mucho! Y me quede esperando en silencio a que aquellos profesionales tomaran la decisión de cumplir con su trabajo.
- O simplemente denunciar que me abandonaron durante tres días, por ser festivo, cuando se veía a simple vista que mi hija sufría dentro de mi vientre.

Hoy en plena madurez puedo decir:
Que para mí no hay mayor peso que el de la consciencia de uno mismo. Que dentro de mis posibilidades y con todo el respeto del mundo… Seguiré aportando mi granito de arena. Poniendo voz al problema que sufre el transporte, denunciando las injusticias a las que están sometiendo a las personas que viven de él y no callándome ante la dejadez de las administraciones competentes.

 Por una sencilla razón… alguien muy importante para mí está en este mundo. Y de eso si estoy segura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario