La situación hoy en el transporte de mercancías ha llegado a convertirse en
la más absoluta de las miserias, constituyendo un insulto a la dignidad de la
persona y a los derechos del trabajador, todo delante de la mirada impasiblemente
cómplice de los poderes públicos.
La congelación del consumo provocada por la crisis junto a la escalada
imparable de los precios del carburante unido a la paralización en la subida del
precio de los portes está haciendo verdaderamente difícil la subsistencia a un
colectivo desunido y por tanto vulnerable, viéndose expuesto en muchas
ocasiones a situaciones injustas e ilegales.
Así es, del euro que viene pagándose por kilometro al transportista en transporte
internacional le quedan menos de veinte céntimos y de ahí hay que pagar camión,
mantenimiento e impuestos, y no digamos el mes que se estropea algo, entonces
hay que poner dinero del bolsillo o financiar. Se habla de seguridad vial en el
transporte, empecemos por hablar de justicia, o es justo pagar un servicio por
debajo de su precio de coste, pues eso se está produciendo, hay reportes, la
mayoría de ellos, que se pagan por debajo del precio de coste por km. ¿es que hay
menos kilómetros de Madrid a Valencia que de Valencia a Madrid?, o a lo mejor
será que en el otro lado de la autovía el gasóleo cuesta más barato.
Por otra parte el papel de las agencias que subcontratan el trabajo a los
profesionales autónomos es el de verdaderos buitres carroñeros, quedándose la
parte del pastel limpia, sin gastos dejando una miseria al autónomo que para inri
debe de hacerse cargo de todos los gastos que supone mantener un camión en la
carretera con sus correspondientes impuestos; ¿Que se marcha uno?, no pasa
nada, viene otro. Hay muchos agobiados por la letra del camión. Sin hablar de las
empresas grandes, tipo norbert dentresagle, que se aprovechan del bajo coste que
les supone contratar trabajadores autónomos para ofertar precios más baratos
para acaparar mercado, de esta forma les sale barato quitarle el trabajo a las otras
empresas que lo realizaban antes.
Así resulta que cuanto mas se precariza económicamente un sector más se
deshumaniza: no resulta anecdótico hoy en día encontrar trabajadores del
transporte que llevan más de un mes sin poder llegar a casa, unas veces por tener
que hacer los descansos semanales, lo cual resulta cínico y triste el que alguien no
pueda ver a su familia por un reglamento justificado precisamente en su propia
protección, y otras por necesidades de la empresa. Esto es ilegal e inhumano, un
trabajador no puede hacer más de un descanso semanal fuera de casa, sin
embargo las autoridades hacen la vista gorda. No hace falta ser muy mal pensado
para darse cuenta de que al propio gobierno no le interese el que suba el precio
del transporte, de esa forma se sujeta la inflación, pero a costa de que el
trasportista asuma las constantes subidas del carburante.
Por otra parte, resulta injustamente humillante el trato recibido por parte del
cargador hacia el transportista, obligando en muchas ocasiones a descargar al
propio transportista utilizando maquinaria para la cual no han recibido la formación
necesaria además de verse desprotegidos por mútua alguna en caso de accidente,
así mismo los tiempos de espera en cargas y descargas que sobrepasan las dos
horas, limite que marca la ley del transporte a partir del cual se debe cobrar
paralización, en prácticamente ningún caso son remunerados, todo desde una
política mafiosa por parte del cargador: el que proteste, no acate o exija no vuelve
a cargar aquí.
Por otra parte, la reciente incorporación de algunos países como Bulgaria y
Rumanía a la Comunidad ha venido a agudizar aún más la competencia y a bajar
aún más los precios. En estos países los sueldos de los trabajadores suponen
menos de la mitad de lo que cobra un trabajador español y los requisitos para
montar una empresa amén de la carga fiscal, mucho menor que aquí, por tanto
existe un mayor margen para poder bajar aún más. Estamos asistiendo al hecho
de que muchas empresas españolas se están trasladando allí porque les resulta
más barato. Con el precio de un conductor, allí tienen dos trabajando en el mismo
camión tres meses enteros e incluso más.
En una actividad económica como el transporte que se desarrolla en un ámbito
geográfico internacional formado por países miembros de la Comunidad
Económica Europea es inadmisible una competencia basada en circunstancias
económicas tan diferentes entre países miembros. No es justo que existan
ventajas por razones internas de cada país que propicien el que vengan aquí y
nos quiten el trabajo por ofertar el viaje más barato y más rápido. De esta forma
estamos haciendo de la miseria nuestra forma de vida.
Por tanto se deben implantar los precios mínimos y declarar ilegal trabajar por
debajo ellos a la vez de crear una institución de ámbito europeo que actúe de
mediadora entre el cargador y el transportista, haciendo respetar el reglamento y
vigilando que nadie trabaje por debajo este precio. Haciendo obligatorio el pago de
los portes a través de esta institución se evitaría el que nadie trabajase por debajo
de lo que debería de ser un precio justo para todos.
Juan Fran